Y fue así
porque nosotros, todos nosotros la hicimos
así, porque en nuestros años de secundaria
despertamos al amor, a ese amor que era
nuevo para la mayoría, y también descubrimos
la amistad, esa que perdura a lo largo de la
vida, y las ilusiones de un futuro que ni
nos planteábamos seriamente, porque eran
años para tomarlos a la ligera, en los que
hasta nuestras tristezas parecían más
livianas
y hasta nos hacíamos ilusiones de que éramos
invulnerables.
Tiempo aquel en el que cualquier tropelía
cometida, nos parecía una hazaña de
rebeldía, Porque eran años rebeldes y
cantábamos "La marcha de la Bronca" y nos
quedábamos extasiados con Pink Floyd o Deep
Purple o con la guitarra prodigiosa de
Santana...
Porque leíamos novelas baratas, pero también
"Cien años de soledad", porque nos
copiábamos y eso sí que era una hazaña,
porque tomábamos Coca Cola o café después de
ver "Las fresas de la amargura" en el Ideal
y salir destrozados por la injusticia.
Pero al día siguiente, volvíamos con la
inocencia incólume a nuestra rutina del
colegio, a los apuntes prestados, a los
recreos nerviosos para recuperar una nota en
los cinco minutos que duraban... A los
cigarrillos furtivos en el baño o en el
patio, a las bromas pesadas y nuestras
peleas diarias, casi continuas...
Fue una linda época, porque el tiempo hace
eso: nos regala etapas y nos deja recuerdos
que son casi todos hermosos y nuestros
dolores se van diluyendo como si se lavara
una mancha, y nos queda sólo lo bello, lo
bello y lo blanco y no hay más cosas amargas
y tristes. No hay lugares tristes para
nuestros recuerdos lejanos. Nuestros
corazones no lo permitirían.
Así venimos esta noche, con el alma pura de
nuestros sueños jóvenes, muchos incumplidos,
pero ¡qué importa! Nuestra realidad es ésta,
ésta de hoy y ya mañana habrá tiempo para
pensar en esas cosas. Lo que el hoy nos
propone es este reencuentro de abrazos
fraternos, de emociones fuertes, de lágrimas
de alegría y de ternuras calmas que todos
nos merecemos. Hoy es nuestra noche, debemos
disfrutarla y estar todos juntos, juntos y
amorosos. Para seguir llenando nuestras
almas de alegrías y nostalgias, de sentires
y amistades, de sonidos y aromas lejanos, de
sabores casi olvidados, de facturas y de
chicles, de amores y desengaños, de
personajes queridos y otros no tanto.
La vida tiene esas cosas. Nos regaló esta
noche, sin advertirnos siquiera qué cosas
hacer para finalmente recalar en este puerto
del alma que tiene un muelle seguro e
incierto como el mar, un puerto que se llama
corazón. Y claro, con el corazón pleno de
ternuras y recurrentes imágenes que devienen
de un pasado hermoso, se deslizará la noche
hacia el mañana, que por cierto, nos dará la
impresión de no ser ya los mismos, aún
siendo nosotros mismos.
Sí, definitivamente, la vida tiene esas
cosas y regalos como esta noche. |