EL HOMBRE QUE MURIÓ DE AMOR
Elias Pessaj
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Todos los años, en un cierto día y a una
determinada hora de la tarde, un nutrido grupo de personas se
reunían al borde de una tumba en un antiguo cementerio de Praga.
La tumba tenia una pesada lápida en donde estaban socavadas unas
pocas palabras que escuetamente decían : “Aquí, yace el hombre
que murió de amor”.
Algunas mujeres sollozaban y las lágrimas rodaban por sus
rostros regando el suelo yermo del vetusto cementerio. Muchos
hombres se acercaban a la lápida y le daban un beso emocionado y
prolongado. Algunos ancianos a pesar del cansancio por haber
permanecido horas parados, se mantenían sin embargo erguidos.
Se me ocurrió contemplar los rostros de esa muchedumbre, que año
tras año, en esa misma fecha colmaba el cementerio, a tal punto
que muchos quedaban fuera.
Vi en todos el dolor que se experimenta cuando se pierde a un
ser muy querido.
Pero no entendía el origen de tal homenaje, porque en la lápida
no había ningún nombre que la identificara, no figuraba ninguna
fecha y ni siquiera un símbolo que indicara su religión, si es
que profesaba alguna, solo había un cartel donde se consignaba
su ubicación: el número de fila y el número de ubicación en
ella.
Yo era un simple turista y coincidía justo mi visita con un
acontecimiento del cual nunca en mi vida había tenido noticia.
Sentía un cierto pudor en acercarme a algunas de esas personas,
que en actitud solemne rendía homenaje a un hombre, que para mi
había sido un perfecto desconocido.
Pero mi curiosidad pudo mas, tal es así que me acerqué a una
mujer que estaba muy cerca mío y le pregunté de quien se trataba
el personaje en cuestión.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando la mujer me confesó que la
tumba en realidad estaba vacía y que era mas bien un símbolo, un
homenaje póstumo.
-¿Cómo es eso? Pregunté con manifiesta extrañeza
-Su cuerpo nunca fue encontrado, me contestó la mujer
-Espero sepa disculpar mi curiosidad ¿Pero cual es el motivo
para que todos los años y a esta misma hora se le rinda homenaje
a un hombre que no yace en su tumba y en donde además, ni
siquiera figura un dato sobre quien pudo haber sido? |
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-Es que esa ha sido su voluntad expresa antes de morir, a la
fecha y hora exacta en que nos reunimos anualmente.
-¿Pero esto no figura en ninguna parte aquí? Insistí muy
sorprendido.
-Es verdad, pero ninguno de nosotros lo hemos olvidado y
hasta hoy ninguno ha faltado a la cita, año tras año.
¿Serian sobrevivientes del Holocausto nazi? Se me ocurrió. Pero
allí había no solo judíos, había cristianos, musulmanes, algunos
de origen alemán, rusos, turcos, españoles y hasta latinos (les
escuché hablar). No pude resistir mas y sin mas rodeos le pedí a
la mujer tuviera la amabilidad de contarme la historia.
-Fue un gran hombre, un espíritu elevado, un alma que entregó su
sabiduría en silencio, sin buscar la fama, ni el reconocimiento,
fue…nuestro Querido Maestro y nosotros somos sus discípulos, los
que cosechó con el pasar del tiempo y a lo largo y ancho de todo
este mundo. Porque su enseñanza no distinguía razas, credos,
nacionalidades, religiones, ni dogmas, estaba abierta al que
quisiera beber de ella.
-¿Y porque murió de amor? Pregunté ya en el colmo de la
impertinencia.
Con una mirada de tristeza en su rostro, la mujer me miró y me
dijo:
-Nuestro Maestro ya había recorrido mas de la mitad de su vida,
cuando un discípulo suyo sufrió una insuficiencia renal
terminal. Los médicos determinaron que la diálisis no era
suficiente para conservar en vida al paciente y un transplante
de riñón era inminentemente necesario, para lo cual en un plazo
no mayor de 24 hs debería aparecer un donante. Nuestro maestro
se ofreció inmediatamente, pero su corazón durante la
intervención quirúrgica no resistió, sufriendo un infarto. Antes
de morir sus ultimas palabras fueron: “Muero de Amor, porque mi
corazón ha sido rasgado por este poderoso sentimiento, el que ha
inspirado y ha dado sentido a toda mi vida”.
Su cuerpo fue trasladado a la morgue del hospital, pero
inexplicablemente desapareció y a pesar de todas las búsquedas
emprendidas nunca fue encontrado, es un misterio sin solución
hasta hoy. Aunque algunos afirman que imprevistamente, se les
apareció sonriendo y les pidió que le recordaran con alegría.
Otros quieren creer que en realidad esta vivo, muchos sin
embargo están empeñados en seguir su ejemplo de vida.
-¡Que historia extraordinaria! Exclamé, dar la vida
concientemente por amor al prójimo. |
Una última pregunta por favor, ¿Y ese discípulo se encuentra hoy
entre este gentío? Me gustaría conocerle, si es posible.
-Si es posible, me dijo la mujer rompiendo a llorar, ese
discípulo soy yo.
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