Mis Dos Vidas Paralelas

Hernán A Calvo

Voy a contarles todo lo que recuerdo de mis dos vidas paralelas, la primera normal como la de cualquiera de ustedes. La segunda es el tema fundamental de este relato que daré a conocer a todo el mundo.
Espero que mi esposa no se entere y si lo hace me disculpe porque en su momento, ni luego con el tiempo tuve el suficiente valor de confiárselo. Nunca hubiera imaginado que la relación llegara tan lejos.
Les comento esto porque ya no soporto mas tanto peso en mi conciencia.
Les diría que aun tengo mis dudas, pero creo que ya concluyo todo para siempre.
Si, creo que si?...
De igual modo largue el tratamiento psicológico, al cual acudí buscando ayuda.
Me estaba volviendo loco de culpa, por fin tuve la audacia de enfrentar al toro y tomarlo por las astas y desde hace una semana, creo que se normalizo mi vida.
Oh, que se yo?...
Las cosas en la vida son tan cambiantes!.
Les comento, me había casado con Marta, después de un noviazgo de cuatro años.
Estos años inmejorables para una pareja, hicimos y disfrutamos de todo, además

juntamos dinero de nuestros trabajos y con un préstamo del Banco Hipotecario, nos compramos un departamento de tres ambientes en Lomas de Zamora.

 

Ubicado a menos de dos cuadras de la estación de trenes.
Esto nos favorecía mucho, porque en minutos estábamos en el anden, ahí partía el tren hacia Capital Federal.
Durante veinte minutos bebíamos tolerar los apretujones, tal si fuera una tortura, pero uno se acostumbra, como lo hace el ser humano a todo lo que le toca padecer.
Pasa un poco de tiempo y uno lo comienza a tomar como algo natural, la misma gente, su misma ropa, la misma fragancia, sus rostros, hasta idénticas expresiones.
Yendo al asunto, ahí comienza la punta del ovillo, miro hacia un costado y veo a una hermosa chica, que juzgué me estaba observando, delineando una tenue sonrisa.
Yo, como si nada!.
Al otro día la veo nuevamente y para mi interior pienso: Que hermosa mujer!.
Esta situación se repetía todos los días mientras viajábamos con mi esposa. Nunca la cosa paso de ahí, solo miradas!.
Luego venía el viaje en subte, diez minutos apelotonados con todo el mundo y nuestra meta el micro centro, donde trabajábamos.
 

Marta era vendedora en un comercio en la calle Lavalle al 1100 y yo en las oficinas de una importadora de rulemanes, en Tucumán al 1500, por suerte nos encontrábamos cerca el uno del otro y teníamos prácticamente los mismos horarios de trabajo.
Yo, por mi horario salía siempre un poco antes e iba a buscarla a ella, la esperaba alrededor de quince minutos y luego nos volvíamos a Lomas.
Trabajar en capital era muy desgastante, debido al bullicio, el transito, los atolladeros en los medios de transporte. Ufh!.
Por suerte los dos teníamos un buen sueldo, lo que hacía que vivamos con confort en nuestro departamento, éste era un segundo piso con vista a la Avenida Mexx, muy buena ubicación, lo único que teníamos que tolerar eran los ruidos que producían los colectivos y vehículos, lo demás todo perfecto, por otro lado el departamento era a estrenar, nuevo.
Todo un lujo!.
Hasta dicho momento seguíamos embobados, como si viviéramos extasiados del enamoramiento de los noviecitos que recién inician una relación.
Aunque parezca extraño fue pasando el tiempo y nunca una discusión, distintos gusto, no, coincidíamos en todo.
Una tarde al encontrarnos a la salida del trabajo cuando ya llevábamos dos años y pico de casados, al verla ella me recibe con una sonrisa y me da un beso en los labios y me dice: Mira el contenido de este sobre!.
Lo abrí, el texto era de tres líneas, lo leí y no entendí nada. Se lo exprese y me respondió con una sonrisa que era un estudio de embarazo, que le había dado positivo. Le pregunte positivo que?.
Seguía volando por las comarcas de la inexperiencia.
Me contesta: Que a partir de ahora, me tenía que hacer cargo y prepararme para ser papito de una hermosa nena o un nene.
Sentí una sensación rara de angustia en mí, era el primer golpe de responsabilidad real que me presentaba la vida.
Marta me pregunto: ¿qué te pasa?...
Te veo desencajado!.
En segundos volvió mi cordura, la abrace y la bese mientras la felicitaba y la invite a una confitería a pedir alguna bebida para brindar festejando la venida de nuestro hijo.
En el mismo boliche discutimos su nombre, si nace varón, quedamos que se llamara Tomas y si fuera nena, María Luz.
Esa noche justo del día que me entere que iba a ser padre, fue cuando se comenzó a desatar todo. Cerca de las doce de la noche le di un beso en la frente, despedí a mi mujer diciéndole que me iba a dormir que me sentía cansado.
Me dirigí hacia el dormitorio mientras ella siguió ordenando algunas cosas del departamento.
En minutos estaba totalmente dormido y en algún momento entre en una fantasía, si un sueño en el cual me veía solo (sin mi mujer) viajando en el tren de todos los días hacia el centro, ese día justo un apretujamiento como nunca.
 

Entre tanto ajetreo quedamos los dos enfrentados, era aquella chica que les comente que casi todos los viajes le prestaba atención, en el mismo vagón del tren, quedamos tal como si estuviésemos bailando música lenta.
Al principio intentaba mirar hacia otro lado, igual que ella, hasta que en un salto del tren nos chocamos un poco, los dos sonreímos, nos pedimos perdón en el mismo momento, como si fuera distraído, le pregunte: Creo que te conozco de algún lado!.
Me contesto que ella también, que tenía mi imagen grabada en su mente!.
Se presento y me dio su nombre, Elba. Como ya estábamos llegando a Constitución la invite a tomar un café y le confesé mi condición de casado, además que mi esposa estaba esperando un hijo.

Ella manifestó que no le importaba, que por el momento me despedía que cuando pueda nos veríamos nuevamente y me dio un beso en la mejilla y se alejo sin darme tiempo a nada.
Sonó y sonó el despertador, me despejé pero guardaba la imagen completa del sueño.
Estuve a punto de comentarle lo del sueño a mi mujer, cosa que al final no hice pensando que de alguna forma se pondría celosa.
Me dije: Para que crearle una situación así!.
Fue pasando el tiempo y ya los sueños con Elba eran diarios y cada vez más intensos, lo que hizo que Marta cada tanto me pregunte: Te sentís bien porque veo que te despiertas sobresaltado?.
Yo le contestaba que para nada, que habría sido una pesadilla intrascendente, que no le de importancia.
Seguíamos viajando, mi mujer con el tiempo con más panza, ya faltaba poco para el parto.
Por mi parte seguía con mis sueños y la relación con Elba hasta diría ya era parte de mi vida y el trato con ella era mucho mayor que el que tenia con mi propia esposa.
Les comento que en el viaje infaltable, todos los días la veía y ya sentía internamente que confundía mis sentimientos.
A los dos meses del suceso, comencé a ver un psicólogo por lo que estaba atravesando en sueños con este nuevo amorío, que creía no había buscado para nada.
Pero me estaba volviendo loco!.
A mi mujer como excusa le manifestaba que lo visitaba porque tenía algunas trabas psicológicas para poder recibir a nuestro hijo que ya faltaba poco para que naciera.
Se dio un día, cuando ya le faltaba poco para dar a luz, estando yo nervioso, le dije Elba, inmediatamente me dijo: Como me llamaste?.
Le pedí disculpas explicándole que era el nombre de una compañera de trabajo y la cosa por suerte, quedo como si nada.
Llego el momento del parto y nació un varoncito de 3 kilos 300 gramos, hermoso, todo salió mejor de lo esperado, no tuvo problemas en el embarazo ni en el alumbramiento. Su nombre, según lo acordado, fue Tomos nuestro amado hijo.
Pero los sueños continuaron, en las noches mi mujer continuaba siendo Elba, desistí de seguir visitando al psicólogo porque no obtuve resultados.
Marta, mas de una mañana me manifestaba que notaba que dormía sobresaltado, yo le contestaba que serán pesadillas naturales en mi que a veces se me manifestaban, pero que no recordaba nada al despertarme, cambiaba de tema y todo seguía normal
Lo que no estaba nada bien era mi condicionamiento con Elba y me propuse esa misma mañana abordarla y aclarar la irrealidad que venía atravesando con ella desde hacía meses.
Era el momento ideal, mi mujer estaba con licencia por el nacimiento de nuestro hijo, Tomasito.
Me subí en el mismo vagón como todos los días y estaba allí, siempre un gentío tremendo, me acerque hasta que se dio el escenario del primer sueño, quedamos enfrentados nuevamente. Tome coraje hasta que la mire y le pregunte el nombre y me contesto con total naturalidad "Elba", y me dijo: Tengo tu imagen grabada en mi mente!.
Me sonreí y la invite a tomar un café ni bien llegamos a Constitución, que necesitaba conversar unas palabras con ella.
Acepto la invitación con una sonrisa.
Como siempre hermosa!. Le comente que me estaba enloqueciendo por ella, que soñaba que todas las noches nos matábamos en la cama, que la pasábamos amándonos como dos enamorados para toda la vida.
Que sin ninguna palabra ya sabía todo sobre ella, ejemplo que se llamaba Elba y que trabajaba en tal lugar y que le encantaban tales cosas y todo lo demás.
Ella sonriendo con tremenda frialdad me expresó: Eres el hombre que elegí para toda mi vida y se lo de tu mujer que seguro ya habrá tenido tu hijo varón.
Estuve en tus sueños y nos cansamos de disfrutar nuestro amor y nadie tiene derecho romper por nada nuestra felicidad, en ello, va incluida tu esposa.
Tengo todo el tiempo del mundo y te voy a esperar, quieras o no, ya sea para disfrutarnos personalmente en un futuro cercano o para seguir amándonos entre sueños.
Se incorporo, me dio un beso en los labios, me desarmo y se despidió diciéndome: Perdona mi amor por hoy, ya se me hace tarde para entrar al trabajo, nos vemos mañana...