Transformar el tiempo

Paulo Coelho
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"La frase "el tiempo es oro" es una tontería.
Tenemos que ser conscientes de cada minuto,
saber aprovecharlo en aquello que estamos haciendo
(con amor) o simplemente en la contemplación de la vida."
Stephan Rechtschaffen - (El giro en el tiempo)
Mantengo una frecuente correspondencia
electrónica con Stephan Rechtschaffen, médico fundador del Omega
Institute en Nueva York. Me invitaron allí a dar una charla,
pero tuve que cancelarla en el último momento. Poco después, nos
pidieron a los dos que fuéramos juntos a Viena, Austria, y esta
vez decidí cancelar la cita porque el precio que cobraban me
parecía carísimo. El hecho es que tales contratiempos, en lugar
de separarnos, terminaron acercándonos.
En uno de sus mensajes electrónicos, Stephan me avisa que me va
a enviar su libro. Para mi sorpresa, recibo un ejemplar de
Timeshifting (El giro en el tiempo). Lo leo en una tarde, lo
vuelvo a leer varias veces, ya que todos nosotros tenemos un
problema relacionado con este asunto. En el texto, Stephan hace
algunas observaciones detalladas a continuación:
El tiempo no es una medida sino una cualidad: Cuando miramos al
pasado, no estamos rebobinando una cinta, sino recordando un
destello de nuestro paso por la tierra. No se mide el tiempo
como se mide una carretera, ya que damos saltos enormes hacia
atrás (recuerdos) y hacia adelante (proyectos).
Gestionar no es vivir: La frase "el tiempo es oro" es una
tontería. Tenemos que ser conscientes de cada minuto, saber
aprovecharlo en aquello que estamos haciendo (con amor) o
simplemente en la contemplación de la vida. El día comprende 24
horas y una infinidad de momentos. Si levantamos el pie del
acelerador, todo dura mucho más. Claro, puede parecernos largo
lavar los platos, pero ¿por qué no utilizar ese tiempo para
pensar en cosas agradables, relajarnos, alegrarnos del hecho de
estar vivos?
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Sintonía con la vida: Arthur Rubinstein (uno de los mayores
pianistas del siglo XX) fue abordado en cierta ocasión por una
fervorosa admiradora, que le preguntó: "¿cómo puede tocar las
notas con tanta maestría?" El pianista respondió: "toco las
notas igual que los otros, pero las pausas... ¡ah! Allí es donde
está el arte". El proceso de mi divorcio fue extremadamente
doloroso, y pensé que, ocupando mi tiempo al máximo, conseguiría
superar los momentos difíciles; pero no ocurrió como lo había
previsto, ya que no me atrevía a mirar el dolor, que había en mi
alma. En un momento dado, "empecé a utilizar las pausas": me
sentaba, dejaba que viniese el dolor, que me alcanzase y me
pasase. Poco a poco, fui reestructurando mi vida, entendiendo
mejor las razones de la separación, y hoy mi ex-mujer trabaja
conmigo en el Omega Institute, pues fui capaz de hacer frente al
dolor y no limitarme a ocultarlo por detrás de numerosos
trabajos.
Hacer frente a las experiencias utilizando más profundidad: Un
estudio realizado sobre los visitantes del Zoológico Nacional de
Washington reveló que el tiempo medio que pasan las personas
mirando cualquier animal exhibido no pasa de 10 segundos.
Entonces, ¿para qué ir al zoológico? ¿No sería mejor hojear un
libro con ilustraciones? Un guía me explicó que la gente se
queja de que los hipopótamos siempre están sumergidos; de hecho,
pasan bajo el agua períodos que van de 90 segundos a un máximo
de cinco minutos. Sin embargo, la prisa por seguir adelante no
deja al visitante aprovechar el motivo de su visita.
Actuar frente a las emociones negativas: Cuando nos sentamos en
un sofá, encendemos la televisión (lo cual, en realidad, es una
forma de desconectarse del mundo). Entonces puede suceder que
sintamos una gran ansiedad, que pensemos que estamos perdiendo
el tiempo, que tenemos que llamar a alguien, hacer gimnasia,
arreglar la casa. ¿Por qué? Porque si nos quedamos quietos, se
nos vendrá encima toda la ola de emociones reprimidas, nos
dejará tristes o con un sentimiento de culpa. Pero cuando más
nos "ocupamos" en algo, más se acumulan estas emociones, hasta
que un día corremos el riesgo de verlas estallar.
Sí, todos tenemos nuestros problemas, a los que debemos hacer
frente. ¿Por qué no hacerlo hoy? Parar. Pensar. De manera
eventual, sufrir un poco. Pero al final, entender quiénes somos,
qué sentimos, qué estamos haciendo aquí, en este momento, en
lugar de intentar determinar la agenda de la vida.
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