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 Desván de Rincón del  Poeta

 

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Jorge Buotempo

 

 
Fantasma verde del mar.
Locura de nuevo puerto.
Ebrio de mar y de luz,
labios negros destrozados
Desierto de arena y sal,
por solo tocar tu cuerpo
me condenaron al mal.
Fantasma verde del mar,
déjame mirar tu cuerpo
aunque me lleves al mal.
En las redes de tu engaño,
mi alma aprisionada esta.
Ebriedad, desierto, horror,
maldito será tu estigma
que me perdió en el amor!
 

 

Antaño

 

Hubo un mundo anterior al nuestro.

Arca desierta, poema de horror.

Quizás, no existió!

No había cielo, no había luz,

muerto el sonido, no había color.

Quizás existió!

Desde la playa sin nombre,

mil gritos llevo mi voz,

y en el túnel de tu roca,

mi sed de sal se apago.

Luego vinieron las olas

a besar nuestras arenas.

Existió...no existió...

Juego de mundos, canción anterior.

 

Poemas de sal y arena:

mi mundo lo forje yo!

 

Resurgimiento

Bebiste la sal de mis labios,

acariciaste mi piel en la roca.

Temblaron mis ojos muertos,

sol de arena lleno mi boca.

Las olas rotas, cantaron.

Danza extraña de cangrejos...

Mis poemas, sal y arena

dentro de tu mar se hundieron!

 

 

 

Amanecer

Vino desde una lejanía milenaria.

La playa en sombras. Las rocas muertas.

El mar en su eterna ronda,

jugando al amor con la vieja luna.

Desvirgo con su hacha de luz

el vientre inmenso de las horas negras.

Se expandió en espectros de fuego.

Las arenas rieron, las rocas dormitaron.

Tras el grito de la aurora,

todos los cuervos huyeron.

Seguí las marcas de fuego,

hundí mis pies en la arena,

jugué con los caracoles,

y espere que amaneciera!.

 

               

 

Fuga

Tener entre mis  manos,

la humedad horrible de tu boca.

Se romperán los témpanos,

implacables caerán.

Restos de nuestras rocas...

solo ellas quedaran.

 

En las fieras horas del aguardo,

en aquellas, siempre ciertas,

hay una roja sensación de muerte.

Dientes filosos rasgando las carnes,

sangre tiñendo la arena.

Sal, arena, mar y sangre,

horrible cementerio blanco.

Montando en ola  impetuosa

con mis manos descarnadas

yo castigare a los mares,

llegare hasta tu roca

y ávido me embriagare,

con la sangre verde de tu boca.

 

En las fieras horas del aguardo,

en aquellas, siempre ciertas,

la danza macabra de mis ojos,

seguirán siempre tu huella!

 

 

 

 

 

Plenitud

Un instante, es un día cualquiera.

Ni sal, ni arena. Mar sin olas.

Áridas rocas rondando mi cueva.

Ojos al cielo. Antigua monotonía.

Todo Nada.

El caracol desentraño el misterio.

La luna preño al mar.

La piel se humedeció.

Rieron los muertos negros. Reí yo!

No fue un instante de aquel día...

Cuentas de sol, en tu garganta breve.

Savia de madre en tu fruto verde.

Sangre bravía, bajo tenues formas.

Tejí minutos sobre Cronos eternos.

 

Ya tengo sal, arena y mar con olas...

La piqueta nueva destrozo las rocas!.

 

                                      

 

 

Zozobra

 

Tenía silencio de cristales su boca,

encrucijada de horrores la existencia.

Fragor de lucha. Cuerpo mutilado y cieno,

decorando el paisaje agreste y yerto.

Dolor de poesía no alcanzada.

Hálito que no encanta y se aleja.

Ternura de doloras y humoradas.

Luna que ebria, va danzando

en su plasma de mueca y de horror.

Negro fantasma que s cierne,

en el trigal exiguo del brindar.

También la roca desmenuzada,

arroja polvo. Eterna asfixia.

Caracol que e envuelve sin sentido.

Recóveco grávido de arena y sal.

También las piedrr5as saben de hambre,

como el cuervo, sabe de mal.

Eterna historia por siempre repetida,

ángulo universal, sangre derramada,

cicatriz presta en su crua.

Línea que se pierde en la distancia...

Barcaza que nunca partirá!

Sueño putrefacto del recalamiento.

Dimensión sin alcanzar...

 

              

Entrega

 

Castillo de roca, puente de acero,

marca de arena, señal de fuego.

Cuerpo al desnudo, mundo de sal.

También el indómito llora,

cuando retienen su mal,

castillo de roca, poema de sal,

puente de acero, mundo de arena.

¡Roca, acero, con tu arena y tu sal,

abrazados los cuerpos...luces del mas allá!

.........................................................................

¡Poema de sal y arena. Ventana frente al mar!

 

 

Temor

 

Temor de que la ola te lleve,

horror a su fondo de mar.

Grávidas tus pisadas en la arena.

Negras ojeras en tu mundo de sal.

¡Poemas de sal y de arena,

no me la lleven jamás!

Morirían las palomas,

quedaría quieto el mar,

huirían mis caracoles

hacia tu vientre fatal.

¡Poemas de sal y arena,

no me la lleven jamás!

    

Biografía de Jorge Buotempo

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