En la inmensidad de este cielo
me
despido
de
esta
ventana
de
cantos
de
aves
mañaneras,
de
árboles
que
despuntan
sus
verdores
tímidos
en
la
primavera.
Ella
trajo la
brisa
fresca
de
la
tarde
y
el
vuelo
continuo
de
alas
batientes,
de
palomas
y
pájaros
que saludaron
mi
presencia.
Mis
ojos
se
pierden
en
el
paisaje
mezcla
de
cemento
gris
y
verde
naturaleza.
Esta
ciudad
y
la
arboleda
llevaran
mis
sentires
a
otros
lares
aunque
mi
alma
quedara
plasmada
en
esencia
en
la
armonía
de
la
casa.
Me
voy
por
deber,
no
por
deseo...
me
quedaría
fundida
en
este
solitario mirador
de
futuros
alados,
de
anocheceres
insomnes
gestando
sueños,
anclando
mi
alma
al
balcón
para
no
volar,
porque
me
nacieron
alas...
Etérea,
perdida
y
encontrada,
sola...y
acompañada,
vacía
y
completa
por
mi
misma.
Se
secaron
las
lagrimas...
la
armonía
alcanzo
mi
alma.
Puedo
irme
en
paz.
Cris
Carbone
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