Palacio Real - Madrid  (España)

 

Con mucho cariño les presento a otra querida amiga del Rincón del Poeta y sus palabras del corazón como ella misma dice, espero que disfruten conociéndola:
Tatiana es española, nacida y viviendo actualmente en Madrid. Nació bajo el signo de Virgo lo que la hace analítica, perfeccionista, pero honesta y leal.
De profesión decoradora de Interiores, disfruta de ella porque huye de la rutina, y la decoración es creatividad. 
Le gusta leer y la música , toda clase de música siempre dependiendo del momento en que se encuentre. Charlar largo y tendido con amigos...pasear por la orilla de la playa..Adora al mar!!! es su confesor.
Y escribir ...sobre todas las cosas escribir...Nos dice Tatiana: "No sé escribir poesía solo escribo los sentimientos de mis adentros...los que me va dictando mi corazón".
 Gracias Tatiana por estar presente en mi querido Rincón, ahora los invito a disfrutar:            
 

Cuando te conocí
tenía el alma deshabitada
estaba abandonada y sucia,
los rincones llenos de telarañas
de rencores,
las esquinas repletas de posos
de amargura,
las paredes pintadas de todos los colores
del miedo,
los suelos enmoquetados de negras
pesadillas.
Por ella paseaban cómodamente
como sus dueños y amos
todos los fantasmas de mi pasado.
Pero tú con paciencia
y mucha comprensión
la fuiste limpiando
poquito a poco,
con gamuzas esponjosas
de ternuras,
con plumeros de plumas suaves
de palabras,
barriendo todos mis rincones
con escobas mágicas
de lógica y comprensión.
Desterrando enérgicamente
toda mi culpabilidad.
Y la fuiste amueblando
con sillones tapizados
de tranquilidad,
con cómodas amplias
de ilusiones,
con mullidas alfombras
de esperanzas,
con visillos transparentes
de alegrías,
con cuadros pintados
de futuro,
con cama con dosel
de deseos.
Y la terminaste habitando
con todo tu amor,
ahora eres mi inquilino amado
por y para siempre.

Bajo una manta de estrellas
te gusta viajar
por toda la geografía de mi cuerpo,
con tu equipaje de ternuras
y de caricias,
Te reflejas en el tranquilo
lago de mis ojos,
bebes el agua fresca y limpia
en el río de mi boca,
bordeas con lentitud trémula
todas mis curvas,
descubres mis cordilleras y llanuras
con tus manos ardientes,
escalas las laderas de mis montes
una y otra vez, hasta
que descansas en mi bosque
aspirando mi savia
con la respiración jadeante,
antes de penetrar
en la sima de mi secreto
y descubrir su misterio.
Entonces gritas mi nombre
para que te acompañe
a nuestro cielo intimo,
repleto de nubes rosas
caramelos de algodón muy dulces.
Y lo haces con tanto amor y sentimiento
que un orfeón de arcángeles
nos acompañan cantando
y tañen todas la campanas
a Gloria.
 

 

A veces duele
en la distancia
no sentir esa mano que
aprieta la tuya,
ese abrazo que
te abriga,
ese beso de sabor
a canela,
ese pañuelo que
enjuga tu lágrima
y esos besos que
beben tu risa.

   También duele
en la distancia
no tener esa mirada
que habla silencios,
esa palabra que
danza en tu oído,
ese volar de caricias,
y el ardor de tu sangre
y su latido.

   A veces en la distancia
me duele
hasta lo prohibido.

Tengo necesidad
de embriagarme de tu risa,
de paladear el almíbar
de tu mirada,
de saciar mi hambre
en tu cuerpo de tierra.
Tengo la necesidad
de ser tuya
como un esclava
que renuncia a su libertad.
 
Tengo necesidad
de que siembres
mi cuerpo
con semillas de ternura,
que lo abones, apacible,
con nitratos de tus mimos,
 y lo labres con esperanza
de fruto.
¡Tengo entera necesidad
de ser tierra
trabajada por tus manos!
 
Tengo necesidad
de que cabalgues mi cuerpo
con el tuyo,
que sueltes la brida que me sujeta
y me desboques.
Tengo la necesidad
de ser tu jaca
en los galopes de tus deseos.
 
Tengo necesidad
de oírte rezar mi nombre,
de vedarme la añoranza
a golpe de verte siempre.
Tengo la necesidad de
que me solicites tanto
que me aúlles, desesperado
cuando no puedas
tenerme.

Remolinos de nieve
siento en el paisaje
de mi alma
cuando te alejas de mí.
Soy ese prado
nevado y solitario
que correteas
alegre
cuando estamos
juntos,
el río que no hace ruido
porque el agua
de las risas
se ha congelado
de ausencias.
Y así,
el álamo de mi cuerpo,
se ha quedado
helado y yerto,
definitivamente muerto
sin tu presencia.

Estas en
mis sueños
perpetuamente
navegando en las carabelas
de todos mis pensamientos
haces ondear la bandera
de mi ilusión y esperanza
con mano fuerte y segura
en el mástil de nuestro futuro
me transbordas por los mares
de la ternura despacio
con tus silenciosas miradas
que me reclaman a gritos
hasta convertirlos
en océanos agitados
por el ardor
de nuestras ganas
conquistador de mi esencia
pon tu bandera en mi cuerpo
fuiste el primero en descubrirme
quitando toda la hojarasca
primitiva y espesa
que escondía mi alma
en la espesura
de mi selva virgen.

                             

Un pasaporte seguro
de viaje al cielo
es estar juntos los dos
construyes con tus manos
una escalera
que me encumbra a la gloria
con palabras incitantes
y ternuras amorosas
en caricias seductoras
que diseñan mi pasión.
Subimos peldaño a peldaño
despacio
deleitándonos en cada escalón
descansando en cada rellano
para tomar el impulso
que nos lleve
al último suspiro
y allí poder tocar el paraíso
con nuestras manos.
Luego
envueltos en una sinfonía
de te quieros
nos quedamos
largo tiempo después
sin querer bajar
por esa escalera
que nos devuelve
de nuevo a la tierra.

 

Siento
como me llega el calor
de tu alma
como me abraza
en el frío de la noche
y su distancia.
Siento
como se acerca a la mía
silente, segura
y la corteja con gestos
invisibles de silenciosas
palabras
en abrazos de dulces
sueños
y con vuelos de tiernos
requiebros.
Y así, enlazadas las dos,
tu alma junto a la mía
en el frío
de clausura de la noche
de invierno
se arropan la una a la otra
con todas las mantas
del amor sublime.

                               

Me recreo pensando, cerrando mis ojos 
como en un sueño eterno
en nuestras noches
intimas, cálidas 
llenas de magia y sorpresas
cuando tú y yo estamos 
muy juntos, enroscados 
piel con piel
alma con alma,
cuando gritan los silencios
y la voces callan.

Tus manos son el vestido 
que va ciñendo mis formas,
tu boca el carmín
que da color a mis labios
tu cuerpo el collar 
que se va adhiriendo despacio
y tu aliento es el perfume 
que embriaga mis sentidos, 
cuando va resbalando 
en gemidos
por mis poros,  uno a uno.

¡¡Ven!! te espero…
deseo que me engalanes
tú y para siempre
para que los silencios griten
y de nuevo las voces callen
y solo se perciban
los sentidos
en nuestras noches 
muy juntos.

 

        

 

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